Muchos de nosotros disfrutamos tanto de la compañía de nuestros perros que queremos involucrarlos en la mayor parte de las actividades que realizamos: pasear, ver televisión, irse de vacaciones, hacer deporte, etc. Estar en el agua puede ser un de ellas, razón por la cual te dejamos los siguientes consejos para que introduzcas a tu perro a los placeres acuáticos y no salga arrancando en el intento.
La seguridad es lo primero
Solo porque la mayoría de los perros parecen tener un instinto natural que les permite nadar, esto no significa que les guste o que sean buenos para ello. De hecho, existen algunas razas como el Bulldog que son incapaces de hacerlo y que ni siquiera pueden mantener su cabeza fuera del agua.
Teniendo esto en consideración, debemos ser pacientes, comprensivos y sobre todo tener precaución cuando queramos inculcarles a nuestras mascotas el gusto por el agua. Por ejemplo, siempre será una buena idea equiparlos con un chaleco salvavidas, especialmente en razas livianas o de patas cortas, o en circunstancias más riesgosas como andar en bote o bañarse en el río.
Al momento de iniciarlo en el agua, elige lugares tranquilos, sin ruido o distracciones. Usa una correa para mantener control sobe él en todo momento y no lo sueltes hasta que estés seguro de puede nadar solo y que regresa a ti cuando lo llamas.
Jamás lo dejes en el agua sin supervisión, ni siquiera por unos pocos minutos, y tampoco lo fuerces (menos lanzarlo) al agua en su primera vez.
Paso a paso
Cuando le enseñes a tu perro a disfrutar del agua, lo mejor es empezar en áreas de poco profundidad donde puedas caminar junto a él, utilizando siempre su correa. Si es necesario, ponle su chaleco salvavidas y lentamente espera a que se acostumbre al contacto con el agua, desde los pies hasta arriba.
Si tu mascota se resiste, utiliza un juguete o algunas golosinas para tentarlo a que avance cada vez más en el agua. Recuerda siempre usar un tono de voz calmo y positivo y prémialo cuando se supere a sí mismo. Gradualmente condúcelo hacia zonas más profundas hasta que comienza a patalear y mantenerse a flote por sí mismo. Usa tus brazos para darle apoyo bajo su estómago y así estimularás también el uso de sus patas traseras para que no se fatigue tan fácilmente.
Mantén el soporte hasta que veas que sus cuatro patas están funcionando coordinadamente. Si notas que se asusta o se pone demasiado ansioso, llévalo a la orilla para que se calme.
Después de nadar
Cuando haya terminado la clase, date el tiempo de enseñarle claramente por dónde debe salir de la piscina o del lugar que hayan escogido para nadar. Es importante que aprenda para que se acostumbre y tenga más seguridad en la próxima sesión.
Una vez fuera, enjuágalo con la manguera o una botella de agua para sacarle los residuos de cloro, algas o cualquier otro elemento que pueda dañar su pelaje. Prémialo y dale efusivas muestras de cariño para reforzarle positivamente su conducta. De esta forma, estará mucho más animado y entusiasmado en su próxima lección.