Aunque la mayoría de las veces no le prestemos demasiada atención, o consideremos que es un problema menor en la salud de nuestros animales, lo cierto es que el mal aliento, o halitosis, podría ser el indicador de alguna enfermedad o herida invisible a simple vista.
La mayoría de las veces su origen radica en caries o en alguna infección de las encías, provocada por la acumulación de placa bacteriana. En este sentido, las razas braquicéfalas (nariz corta, hocico plano) como los gatos persas o himalayos en gatos, o pug, boston terrier o pekinés en el caso de los perros, son más propensas a desarrollar esta patología, principalmente porque sus dientes están más juntos.
En otras oportunidades, la halitosis es solo uno de varios síntomas que pueden incluir anorexia, salivación excesiva (con o sin sangrado) y cambios en la conducta como rascarse la boca. En cualquiera de estos casos, la recomendación es llevarlo inmediatamente a que lo evalúe un médico veterinario y le realice los exámenes que correspondan (radiografías, análisis de sangre, etc.)
Causas
Una variedad de condiciones puede generar la halitosis en perros y gatos, incluyendo desórdenes metabólicos como la diabetes mellitus, problemas respiratorios como la rinitis o sinusitis, o dificultades gastrointestinales que se originan en el tubo esofágico.
Otras causas pueden provocar mal aliento, tales como algún trauma que provoque infecciones en el tracto respiratorio o digestivo o algún desorden alimenticio como la coprofagia (ingesta de materia fecal). La faringitis, amigdalitis, el cáncer o un cuerpo extraño también podrían ser causantes de una halitosis.
En cualquiera de estos casos, consulta siempre a tu médico veterinario para que realice un diagnóstico certero y establezca un tratamiento oportuno antes de que se generen complicaciones mayores.